domingo, 17 de diciembre de 2023
Hay que ver, lo tienes todo al retortero
miércoles, 8 de noviembre de 2023
¿No pensarás salir así, a cuerpo gentil?
jueves, 21 de septiembre de 2023
Para qué hacer caso a medios días habiendo días enteros
jueves, 7 de septiembre de 2023
Te voy a dar más palos que a una estera vieja.
jueves, 31 de agosto de 2023
Mañana será otro día y verá el tuerto los espárragos.
domingo, 13 de agosto de 2023
Los Señores del Tiempo
« — ¿Qué te preocupa?
—Me preocupan las estadísticas. Los homicidios contra mujeres suelen ser agresiones sexuales o violencia intrafamiliar. En cambio, los homicidios contra varones son agresiones físicas, ajustes de cuentas o... O Dios no lo quiera, actos de depredadores».
«... Ustedes tienen que saber el dato, ¿cuánto tarda una persona en hablar en pasado de alguien a quien ha querido mucho?
“Cinco días de promedio”, callé. No era momento de estadísticas.
—Lo que necesite cada uno, me temo —contesté en voz baja».
« —Mi familia gestiona las tierras desde hace centurias. En su momento también el molino, la ferrería, el paso del puente y la iglesia. No quisiera que confundieran esta afirmación con un pecado capital como la soberbia, pero mi linaje no trabaja».
«Me levanté de allí, a ver quién era el guapo que remontaba el día».
«Y así, en silencio, quedó sellado nuestro pacto: “Ya que estamos condenados a morir en breve, no vamos a renunciar a nada”».
«A Ramiro Alvar le tembló la barbilla y alargó un dedo hasta el nombre de su hermano para eliminar el polvo de las letras.
— Empezó como empiezan todas las historias cuando eres joven, supongo. Empezó por amor».
jueves, 20 de julio de 2023
¿Qué, mirando a las musarañas?
«¿Qué, mirando a las musarañas?»
Apartándome de aquel estado y devolviéndome a la tierra y al quehacer abandonado.
Recuerdo que me tuvo, durante algún tiempo, un poco preocupado la preguntita, la cual tenía una variante con el verbo pensar: «¿Qué, pensando en las musarañas?». Y me preocupó porque no entendía, por desconocimiento, lo de las musarañas. Porque volvía a suceder y yo no había visto ni pensado en nada, la mente había estado vacía, ningún pensamiento; y la vista, la vista menos, todo había sido borroso, sin definición, como una fotografía muy desenfocada, si acaso unas manchitas que se movían. ¿Serían esas las musarañas?
Había que salir de dudas, en demasiadas ocasiones me había perdido con esas musarañas y yo no sabía qué o quienes eran. Tenía que averiguarlo.
«fig, y fam. Especie de nubecilla que suele poner delante de los ojos».
Eso era lo que me pasaba y a lo que se refería mi madre, yo me quedaba viendo unas nubecillas sin forma ni color. Pues ya está, eso era, eso era mirar las musarañas.
Sin embargo, como mi madre también se refería a mis pensamientos, porque me preguntaba sobre ellos y los relacionaba con las dichosas musarañas, pensé que debía haber algo más y seguí leyendo. Supe entonces que existían unos animalillos así llamados, parecidos a los ratones, pero que no tenían nada que ver con mi asunto.
Llegado al quinto significado lo encuentro:
«Mirar uno a las musarañas. fr. fig. y fam. Mirar a parte distinta de la que se debe por estar distraído».
Y en el sexto:
«Pensar uno en las musarañas. fr. fig, y fam. No poner atención en lo que hace o dice uno mismo u otra persona».
He de admitir que, a pesar de que entendí perfectamente el significado de aquella expresión, no le puse remedio, y mi madre debió de seguir despertándome en muchas ocasiones de mis embelesamientos, sacándome a veces de estados placenteros o retornándome a la realidad de la que me había apartado.
Con el tiempo ya no he tenido esos trances en blanco, creo que no, mi mente y mi sentido de la distracción actúan de otra manera, han madurado: cuando momentáneamente eludo una tarea, cuando la mente se me va, cuando me despisto, es como si me fuera a otro asunto, a otro tema que me preocupe o en el que me apetezca pensar y entonces incluso lo desarrollo, lo escribo, lo dibujo, lo sueño, Pero siempre hay alguien que me retorna, o un ruido o yo mismo. Qué faena.
En definitiva, que mirar musarañas ya no miro, y cuando pienso en ellas no las veo parecidas a los ratones, porque no son roedores.
domingo, 9 de julio de 2023
La fotografía inédita de un miliciano de la Guerra Civil...
La fotografía inédita de un miliciano de la Guerra Civil hecha por Robert Capa y Gerda Taro en Toledo.
Alejandro Sahorí Valero, 08 mayo 2023, Toledo
La fotografía que acompaña a esta noticia ilustra a un miliciano en una barricada de la plaza de Zocodover. Es el verano de 1936 y Robert Capa y Gerda Taro están en Toledo, refugiados tras su cámara, una de las más prestigiosas del fotoperiodismo mundial, en las trincheras junto al bando republicano, después del golpe de Estado cometido por parte del Ejército español.
La imagen es inédita y ha sido recuperada por el blog Toledo GCE, una iniciativa de Carlos Vega Hidalgo, que rebusca entre los documentos el contenido audiovisual de la Guerra Civil española, mucho menos documentada que otros conflictos bélicos. El blog, que también es una herramienta de investigación, cumple 10 años y es ahora cuando ha rescatado de la fotografía de una exposición que se realizó en Japón.
«Es más que probable que (la imagen) fuera realizada ese mismo 18 de
septiembre en la plaza de Zocodover durante los asaltos por la fachada norte
del Alcázar», explica Vega su blog. La fotografía es un retrato de un miliciano
«cargado con varias granadas modelo Laffite que se encuentra
expectante al otro lado del parapeto mientras en la zona del Alcázar estaban
sus compañeros ascendiendo entre los escombros», asegura el investigador.
¿Quién hizo la foto, Capa o Taro?
Sobre la autoría de las fotografías firmadas por el nombre de Robert Capa
hay tantos ríos de tinta escritos como preguntas en el
aire. Sobre esta fotografía, Carlos Vega explica que «aunque el catálogo da la
autoría a Robert Capa, no significa que fuera él quien disparó la cámara, ya
que firmaban ambos con ese pseudónimo en 1936 y se intercambiaban las cámaras».
Capa y Taro, Taro y Capa realizaron muchas más
fotografías del Toledo en la Guerra Civil, algunas las recoge el propio Toledo GCE, otras aún están por descubrir. «La obra fotográfica de
Capa y Taro en Toledo es mucho más extensa de lo que imaginamos y poco a poco
irán apareciendo nuevas instantáneas».
https://www.encastillalamancha.es/cultura-cat/fotografia-inedita-guerra-civil-espanola-robert-capa-gerda-taro-toledo/
jueves, 22 de junio de 2023
Culo veo, culo quiero
Al hilo
del anterior «decía mi madre» en el que hablé de aquellos mis
continuos cambios de opinión, he recordado un refrán que veo muy unido a
aquella frase —«cada vez que meas te da una idea»—, cuyo origen
bien pudo estar en mi propia madre dada la pureza, claridad y poca suspicacia
que la expresión tiene. No así, sin embargo, en el dicho que hoy trato, que es
un conocido del refranero popular español y que alude directamente a la
envidia, esa pasión eterna del ser humano, la sexta en la lista de los siete pecados
capitales que tiene la iglesia católica fijados como grandes faltas a
evitar, y que concretamente en el individuo español dicen que es la primera.
El DRAE la define, a la envidia, como «Tristeza
o pesar del bien ajeno»; lo que parece una consideración suave, casi
tierna. Más adelante, en su segunda acepción dice «… deseo de algo que no se
posee.» Esto entra más en el concepto que todos solemos manejar, que es el
que me trae hoy aquí, y que cualquiera que lea esto podría pensar que si de la
envidia escribo es porque soy o fui envidioso. Sobre la actualidad decir que
no, rotundamente no, pero —¡ay los peros! — con matices. Sin embargo, en el
pasado lo debí de ser, que es lo que siempre he pensado pues recuerdo con
claridad que no menos de en muchas ocasiones mi madre me espetaba:
«Culo veo, culo quiero»
Expresión antigua que, según leo, aparecía en el Diccionario enciclopédico hispano-americano de 1890, donde se la define como «Refrán con se moteja de sumamente antojadiza a una persona», y que incluso tiene variante en el idioma francés «Qui cuir voit tailler courroie demande», que puede traducirse como «quien ve cortar cuero, cinturón pide».
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Nota:
El uso de la palabra culo en el refrán alude
directamente a la parte del cuerpo humano, bien en el hombre o en la mujer, que
desde los dos sexos puede ser objeto de admiración y deseo, sobre todo en el
caso de que el culo mirado sea bello y atractivo.
Sin duda, el refrán tiene una gran carga de
intención sexual que queda reprimida, y totalmente velada, por su significado,
que no es otro que la irrebatible condición de superioridad de la envidia sobre
cualquier otro pecado. En este caso, sobre
Otra nota:
Leo algunas variantes, tales como «culo veo,
culo deseo», «culo vi, culo quisí» y «si culo veo, de culo me da deseo».
Supongo que algunas más habrá.
Decía que debí de ser envidioso, si no ¿a qué se debe la frasecita de hoy?, porque
afirmarlo con precisión no puedo. No recuerdo actitudes en mí en las que
reclamara caprichos de manera incesante que produjeran en mi madre berrinches,
que era la palabra que ella utilizaba cuando a los enfados se refería; pero
haberlos, los antojos, tuvo que haberlos. Para qué negarlo. Pero ojo, estamos
hablando de cuestiones materiales, no vayamos más allá.
En mi infancia tuve los caprichos, y cumplidos
los deseos, que mis padres pudieron permitirme, y que no debieron de ser
excesivos, pues previo a la decisión que tomaran, muchas serían las cuentas que
se echarían, en especial la señora Consuelo que, sabiendo como sabía de lo que
disponía, era perfecta conocedora de hasta dónde podía llegar. En la mayoría de
los casos la cuestión quedaba zanjada con el rotundo refrán.
Y durante los muchos años que siguieron a
aquella infancia, he tenido lo que he podido tener, y me he permitido los
caprichos a los que he podido acceder. Siempre movido por un deseo propio,
interno e íntimo, quizás hasta por una necesidad que a la postre resultó no ser
tan necesaria. Pocas veces me movió el deseo de poseer palgo por vérselo an un amigo, un
vecino, un compañero e incluso un rival en el campo que fuera. Nunca, por el
hecho de que otros tuvieran eso o aquello, era necesario que yo también lo
poseyera, y así poder sentirme igual a ellos o estar a su altura.
Quede claro, no he sentido celos por
situaciones vividas por otros, ni malestar hacia el que ha conseguido aquello
por lo que yo también pugnaba. Siempre me he conformado con lo que, con los
medios que he contado, he obtenido en mejor o peor lid; y si con alguien hubo
que enojarse ante el fracaso o la no consecución del objetivo, siempre fue
conmigo.
Con el paso del tiempo, no me he visto
reflejado en el refrán, no he necesitado querer lo que en otros veo, ni
siquiera empujado por la publicidad y las modas: si lo quise y gasté en ello,
siempre fue por decisión y cuenta propia, sin ningún tipo de obligación, y
menos por impulsos consumistas.
Pero, ¡ay!, volvemos a los peros. ¿Qué decir de
cuando a la envidia la suavizan, perdonan y ensalzan calificándola de sana?
Envidia sana, que no sabemos si es envidia o admiración. Yo, que de esa sí he
sentido y siento mucha, me quedo con lo segundo, con la fascinación que me
produce lo que otros consiguen o hacen gracias a su valía y sus cualidades, y
que, claro está, yo quisiera conseguir o hacer.
Llegados a ese punto no me queda otra que concluir, reconociendo sin complejos, que cuando he carecido de las virtudes necesarias para
igualar al otro, la posible envidia quedaba, siempre, totalmente disipada.
domingo, 11 de junio de 2023
Un sitio para cada cosa, y cada cosa en su sitio

jueves, 25 de mayo de 2023
Cada vez que meas te da una idea
domingo, 30 de abril de 2023
Fue un Viernes Santo
domingo, 9 de abril de 2023
Cuando gobiernan las ratas
La primera de las proscripciones acabará con las cientos o miles de tiendas de mascotas que hay en España: no pueden vender perros ni gatos; vamos, que tienen los días contados. La segunda fascistada afecta a los circos, que no podrán contar con elefantes ni con leones. Otro negocio que se irá al carajo por perogrullescos motivos. La tercera salvajada la representan las multas de hasta 50.000 euros para quien se lleve un gato callejero a casa. Cuando, que yo sepa, un felino está mejor en un hogar que muerto de hambre y frío a la intemperie. Y la cuarta, que no última –hay decenas–, alcaldada pasa por meter en la cárcel a la gente, algo que les pone muy cachondos.
El no va más es el apartado dedicado a las ratas. Si un roedor irrumpe en tu casa y lo matas, pernoctarás en el hotel rejas 18 meses. Sensu contrario, lo que tienes que hacer es invitarle amablemente a que se vaya, da igual que muerda a tu bebé –los lóbulos infantiles son sus preferidos–, que te cuele una infección o que se jame toda la despensa. Si le propinas un certero escobazo darás con tus huesos en el penal de Soto del Real, en el de El Puerto de Santa María o en Can Brians. Servidor avisa: si me ocurre, me lo cepillaré, publicaré la foto en las redes sociales y que vengan a por mí. El castigo para los matarratas resulta mayor que el que se aplica, por ejemplo, al maltratador de un menor discapacitado, al funcionario que cobra un soborno o al delincuente que allana una morada ajena.
Lo más alarmante es que la alianza de este Ejecutivo con los roedores ha pasado de lo delirantemente real a lo increíblemente metafórico. Que el Consejo de Ministros que preside Pedro Sánchez gobierna para las ratas no lo digo yo, es lo que se deduce de la lectura de los periódicos. Ratas abyectas son violadores, abusadores y pederastas. Estos monstruos tienen de media dos años menos de castigo gracias a este Ejecutivo en general y a Irene Montero en particular.
Con todo, lo peor no es que 500 depredadores se hayan beneficiado ya de estas rebajas. No. Lo peor es que llevamos cuatro meses largos contemplando impotentes cómo la ley sí-sí falla más que una escopeta de feria y ni dios la cambia. Consecuencia: los 24 millones de españolas circulan más intranquilas que nunca por nuestras calles. Y cada día, se incrementa el número de delincuentes sexuales que da las gracias a los socialcomunistas por esta norma-chollo. Más ratas agraciadas: los ladrones de dinero público, los golpistas y los más sanguinarios etarras como ese Txapote que acabará votando a Pedro Sánchez. Por no hablar de los okupas, que gozan de bastantes más derechos que los propietarios reduciendo a la condición de papel mojado esa propiedad privada reconocida en el artículo 33 de la Constitución. Y yo pienso en voz alta: ¿cuando gobiernas para las ratas no acabas siendo una más de ellas? No afirmo, simplemente pregunto. Inocentemente, claro."
domingo, 19 de marzo de 2023
Que no sea nada ...
"Que no sea nada, que no le pase nada; y si es algo malo, que no haya dolor".
He recordado lo que pensé cuando le dieron, nos dieron, aquella mala noticia. Y es que la mañana de hoy se está pareciendo mucho a aquella otra, hace ahora algo más de dos años.
jueves, 16 de marzo de 2023
Lo tienes todo manga por hombro
«Lo tienes todo manga por hombro».
jueves, 23 de febrero de 2023
Quien evita la tentación evita el pecado.
domingo, 12 de febrero de 2023
El asesinato de Roger Ackroyd
Los ritos del agua
«Yo nunca preguntaba, ella era uno de esos tabúes que se imponen en las cuadrillas y, a fuerza de no nombrarla nunca, me había hecho a la idea de que no había caminado por las calles de Vitoria durante los últimos veinticuatro años,
Alguna vez la había visto, pero siempre la había ignorado.
Esa era la promesa que le hice y la había cumplido».
«Me sorprendió un poco su físico. Beatriz Korres era como una antigua diva de los años 40, ese tipo de mujeres de maquillaje pulido y perfecto, raya del ojo apuntando hacia las estrellas, barbilla gloriosamente rematada en un atractivo hoyuelo. Tacones de aguja, falda de tubo. Pelo de color canela, levantado por la laca y los rulos. Un poco entrada en carnes, orgullosa de ello».
«Alba, por su parte, se pasaba por mi portal sin horarios ni avisos, nos dejábamos ver por el centro y acabábamos jadeando bajo las sábanas.
En resumen, la vida a veces podía ser un buen lugar en el que quedarse».
«La madrugada despertó amenazando tormenta. El calor insano de los días pasados se cobraba su precio y el aire estaba cargado de electricidad. Una chispa habría hecho que todo saltase los aires».
«—Tal vez tenga algo que ver con sus muertes sin ser el asesino. Hay hombres con defectos o con pecados que provocan la desgracia de los que tienen alrededor, sin ser ellos los que disparan la escopeta, no sé si me explico».













