jueves, 16 de marzo de 2023

Lo tienes todo manga por hombro

Debí de ser un niño muy desordenado, el recuerdo no lo tengo claro. Perdería algunas cosas que luego no encontraba y otras tal vez aparecerían más tarde entre el desbarajuste de chismes que era, y siempre fue, el doblao de mi casa, mi solitario espacio de juegos. La salita chica, lugar de trabajo primero de mi madre, y de estudio mío durante el bachiller, tuvo algo de leonera provocado por mí; y eso que no creo que mida más de cuatro metros cuadrados, en los que se apretaban una mesa con tres cajones, una pequeña estantería, una mesa camilla unipersonal y dos sillas. Pues eso, que siendo tan pequeña la estancia, un servidor debió tenerla hecha un caos con frecuencia.

Y afirmo esto último —ya he dicho que no tengo claro si fui desordenado— sin mucha seguridad, pero lo que sí tengo nítido es haber escuchado muchas veces a mi madre:

«Lo tienes todo manga por hombro».

Y supongo que se debía de referir a esos lugares, la salita chica o el doblao, porque de otras habitaciones de la casa ni de sus contenidos, jamás me ocupé.
Ni que decir tiene que, una vez escuchada la frase en cuestión, el que esto escribe se sentiría en la obligación de ordenar el lugar dejando cada cosa en su sitio —acabo de recordar otra frase, la anoto, para el siguiente decía mi madre—, de manera exacta, daba lo mismo que quedara oculto en un cajón o visto sobre la mesa o la estantería: el orden no conocía de ubicaciones.
Durante mucho tiempo, todo el que llevo vivido desde entonces, he utilizado esa frase en mi casa, para con mis hijos, y en el trabajo para conmigo. Y sin embargo nunca me he preocupado de saber qué relación tiene con el orden y con su contrario; ni tampoco cuál es su origen. Hasta hoy, cuando me he sentado a escribir esto y me han venido las preguntas. Así que recurro a la red de redes y en cuatro golpecitos de ratón me ha permitido dar con las respuestas.
Lo he hallado, y lo doy por bueno porque me parece cargado de lógica, en un artículo que firma un tal Jorge Dezcallar en EL DÍA la opinión de Tenerife, en el que dice:
«Según el diccionario de la Real Academia, una cosa anda manga por hombro cuando "está en gran abandono y desorden". Es una expresión antigua que probablemente tiene su origen en la sastrería, cuando el sayo estaba mal cortado y la manga quedaba muy corta o se pegaba mal al hombro».
Estoy viendo ahora a aquel sastre, en medio de la anarquía que debía de ser su taller, cosiendo erróneamente la manga al hombro, o algo así.
Conclusión: ¿el orden evita errores?

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